Dios, como Padre, es mucho más de lo que queremos decir normalmente cuando empleamos esa expresión “padre”.

Dios, como Padre, es mucho más de lo que queremos decir normalmente cuando empleamos esa expresión “padre”.
La manifestación más clara y rotunda de Dios se da en Jesucristo
Jesucristo nos permite ver en lo humano lo divino. Su palabra y su vida son la presencia más comprensible que Dios ha hecho de sí mismo.
En la antigüedad de muchas maneras nos ha hablado Dios a través de profetas y mensajeros. Hoy nos habla directamente, sin intermediarios, a través de su hijo, Jesucristo.
Dios quiere comunicarse con nosotros, y nosotros hemos de estar atentos a su mensaje.
La división de todo en dos campos contrapuestos, sagrado y profano, nos lleva a alejarnos de Dios, a hacer de Él alguien lejano o distante de su Creación. Y eso es un pecado.
A la hora de imaginarse a un Dios al que no ve, el ser humano recurre a definir con rasgos superiores a lo que tiene a su alrededor para darle culto.
El hombre primitivo al imaginarse a Dios acaba diseñándolo de acuerdo con sus necesidades y sus propósitos
Los dioses siempre han existido de alguna manera para aquellos que han sentido la creación como algo que les desborda.
Empezamos aquí la reflexión sobre Dios que se hace en el libro de esta colección “Religión para torpes”, con ese título.