¡Qué vergüenza! Preguntar en clase, leer en público, ir a clase de baile en vez de jugar al fútbol… todo ello hace que Marta, Curro y Martín dejen de disfrutar de las cosas que les podrían hacer felices por miedo a hacer el ridículo. Clara les ayudará a ver que la vergüenza es un gigante al que ellos mismos alimentan y que entre los cuatro pueden hacerlo encoger.
Pablo se siente perseguido por los monstruos de la noche y cree que es un cobarde. Pero realmente no lo es. Ayudando a su compañero Manuel a librarse de un grupo de chicos mayores que le molestan y a Nico a superar su terror a las alturas, descubrirá que quizá los monstruos no existen o que si existen no tienen por qué aparecer si él no les da permiso para salir de sus escondites.