La división de todo en dos campos contrapuestos, sagrado y profano, nos lleva a alejarnos de Dios, a hacer de Él alguien lejano o distante de su Creación. Y eso es un pecado.
La división de todo en dos campos contrapuestos, sagrado y profano, nos lleva a alejarnos de Dios, a hacer de Él alguien lejano o distante de su Creación. Y eso es un pecado.