En España, durante los siglos de la Alta Edad Media —del siglo V al siglo X de nuestra Era— surgieron tres estilos artísticos propios, que constituyen la fase previa a la consolidación del gran arte románico. El más antiguo, el visigodo, coincide con el reino de igual nombre que tuvo su capital en Toledo. De él nos han llegado sencillas iglesias rurales y ricos trabajos de orfebrería. El asturiano, el de mayor relieve, es el que se desarrolló en el reino homónimo, núcleo de resistencia ante la invasión musulmana. La combinación de la tradición visigoda con nuevas influencias dio lugar a iglesias, palacios y trabajos de orfebrería de notable calidad para la Europa de su época. El tercero, el mozárabe constituye la importación de la tradición andalusí aprendida en el sur de España por los mozárabes cuando parte de éstos emigraron hacia los reinos hispánicos del norte a lo largo del siglo X.